En 2002, el Ministerio de Relaciones Exteriores, siendo canciller el jurista Diego García Sayán, le encomendó al poeta y gestor cultural Alonso Ruiz Rosas elaborar un “Plan de política cultural del Perú en el exterior”. El plan incluyó, entre otras propuestas, la creación del Centro Cultural Inca Garcilaso CCIG del Ministerio de Relaciones Exteriores, como una institución llamada a jugar un rol gravitante en la promoción internacional de la cultura peruana y cuya sede debía estar en la Casona Aspíllaga, contigua al Palacio de Torre Tagle. El plan fue aprobado y convertido en norma legal en 2003, cuando era canciller el embajador Allan Wagner Tizón, y director de Asuntos Culturales, el embajador Alberto Carrión Tejada.
En 2004, el nuevo canciller, embajador Manuel Rodríguez Cuadros, dispuso culminar las obras de restauración e implementación de la Casona Aspíllaga, con el apoyo técnico de la Agencia Española de Cooperación Internacional, y pudo inaugurar el CCIG el 15 de julio de 2005. El Centro abrió sus puertas con una exposición retrospectiva del pintor Fernando de Szyszlo, llevado luego a la Feria del Libro de Guadalajara, en la que el Perú era ese año invitado de honor.